Centenario de la revolución socialista de Octubre La actualidad del la lucha por socialismo

Por Damián Vekelo, del FAR

Mucha agua ha corrido bajo el puente del socialismo, ríos de tinta y experiencia práctica corrieron en estos cien años. La predica de Marx en el siglo XIX  encontró su concreción en la Rusia que recién ingresaba al capitalismo. El desarrollo de las contradicciones del imperialismo sentó las bases para que la oleada revolucionaria que gestó la primera guerra llegara a su cresta  en la revolución soviética. 

La clase obrera tuvo sus experiencias antes de la conquista del poder en Octubre. El mismo Lenin definió como un ensayo necesario la insurrección en Moscú, en 1905. El ensayo anterior fue la Comuna de París, aquel asalto del cielo para el que el proletariado aún no estaba maduro, material y políticamente, con una mayoría de población campesina y pequeño burguesa en la Francia pos Napoleónica, sin embargo al verse retado a la lucha, ante el hecho consumado el proletariado parisino se insurreccionó y sentó las bases de un Estado de nuevo tipo, que no es, en palabras de Engels, estrictamente un Estado. 

La Comuna representó la primera experiencia de democracia real, obrera. Porque en esencia una revolución es un proceso mediante el cual una clase derroca del poder a otra, pero eso no significa hacerse del viejo aparato estatal “… La Comuna ha demostrado, sobre todo, que la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines. . . "[1] Era necesario destruirla, terminar con todos los privilegios que esa maquinaria implicaba y los obreros franceses lo hicieron.

“El pensamiento de Marx consiste en que la clase obrera debe destruir, romper la "máquina estatal existente" y no limitarse simplemente a apoderarse de ella. El 12 de abril de 1871, es decir, justamente en plena Comuna, Marx escribió a Kugelmann: "Si te fijas en el último capítulo de mi '18 Brumario', verás que expongo como próxima tentativa de la revolución francesa, no hacer pasar de unas manos a otras la máquina burocrático-militar, como se venía haciendo hasta ahora, sino romperla [subrayado por Marx; en el original zerbrechen], y ésta es justamente la condición previa de toda verdadera revolución popular en el continente. En esto es precisamente, consiste la tentativa de nuestros heroicos camaradas de Paris”[2] 

Esa primera experiencia es la que Lenin y los bolcheviques ven en los soviets, el nacimiento de un nuevo poder, un nuevo tipo de Estado (como La Comuna) cuya esencia es antagónica al Estado burgués y esa es una de las divergencias, de la divisoria de aguas con todo el oportunismo. Por esa razón el planteo de los socialistas rusos en plena crisis revolucionaria en Octubre de 1917 fue que el poder pasara a manos de los Soviets, en los hechos eso implicaba sustituir la maquinaria estatal burguesa por obreros y campesinos armados.  

La primera revolución proletaria que logra sostenerse, a pesar de la invasión imperialista y la guerra civil que sucedieron a la insurrección de Octubre, encontró escollos que nunca fueron concebidos, ni siquiera en la teoría, propios de la construcción del socialismo en un país relativamente atrasado en el que la población campesina, es decir pequeño burguesa, constituía la abrumadora mayoría en la recién nacida URSS. Otro, quizás el principal, fue que el proceso revolucionario no se extendió a Europa, o mejor dicho fracasó, fue ahogado en sangre por la burguesía y eso dejó aislada a la recién nacida revolución proletaria. 

El mismo Lenin planteó que la revolución no podría sostenerse si no triunfaba en Alemania (en principio). A pesar de esas condiciones el Estado socialista sobrevivió, pero debió hacer concesiones, retrocesos en los que probablemente germinara la restauración del capitalismo que llegó años después. Pero no es algo que los revolucionarios no hayan visto como posibilidad, fue una de las tendencias, de los cursos que podía tomar la revolución, el rumbo que finalmente asumió. Por esa razón partimos de una premisa, la vigencia del marxismo, del materialismo dialéctico como método, ya que desde ahí es donde podemos entender y aprender de los fracasos. 

Ya antes de la revolución rusa, en plena situación revolucionaria Lenin escribe “El Estado y la revolución”, ahí encontramos algunos elementos que pueden ser puntal para un examen crítico de aquellos procesos, fundamentalmente para entenderlos como eso, procesos históricos. Marx y Engels sostenían que entre el capitalismo y el comunismo existirá todo un período histórico, la dictadura del proletariado. Las experiencias de socialismo pasaron, China, Cuba, Vietnam, fueron parte de los primeros pasos de una clase obrera que emergió a la vida política en 1848, es aún una clase históricamente joven. 

El capitalismo tardó siglos en instaurarse, en medio de revoluciones y restauraciones, hoy vivimos su agonía, su ocaso como modo de organizar la sociedad, esta decadencia está cada día más a la vista de los oprimidos del mundo, las guerras, el hambre evitable dan cuenta de las características nefastas de la sociedad actual. Las condiciones objetivas, las premisas para superar al imperialismo, para destruirlo y sustituirlo por un gobierno de los trabajadores, por asambleas (soviets) que ocupen el lugar del Estado burgués, donde los oprimidos decidamos en forma directa, esas condiciones están hoy a la orden del día y es un deber para los comunistas, para los revolucionarios demostrar que ese es el camino, será el mejor homenaje a la gloriosa revolución socialista de Octubre, culminar la tarea de barrer al imperialismo de la faz de la tierra.



[1]  C. Marx; La guerra civil en Francia.
[2] Citado por Lenin en El Estado y la Revolución, 1917.

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