Un fantasma de 150 años
Editorial Nuestra Visión, FAR
“Ser radical es tomar las cosas por la raíz. Ahora bien
para el hombre, la raíz es el hombre mismo”. Karl Marx, Contribución
a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel.
Se cumplen ciento cincuenta años de la primera edición de El
Capital, en un año que coincide con el centenario de la primera revolución
obrera que se sostuvo y cincuenta años de la caída en combate del Che. Para quienes reivindicamos tanto la
experiencia bolchevique, como la acción y la lucha del Che en el plano político
y teórico, sostenemos que es de suma importancia sacar conclusiones y hacer un
balance crítico de aquellos procesos revolucionarios y del legado marxista en
su totalidad. Marx, junto con Federico Engels sentaron las bases de una
teoría revolucionaria: el materialismo dialéctico. El Capital, la obra
fundamental de Marx es la constatación práctica de ese método, como también lo
fue posteriormente la revolución en Rusia.
La riqueza de ese proceso y la
genialidad de Lenin, consistieron en saber aplicar ese método a la realidad
concreta de la Rusia de principios del siglo XX, y al igual que Marx al
analizar la industria inglesa, comprender que había de particular y que
elementos eran comunes a todos los países en los que el capitalismo había
alcanzado desarrollo. En eso el análisis
del imperialismo como una totalidad y como una nueva época, fueron
fundamentales, tanto para la revolución bolchevique como para las luchas de
clases en las décadas posteriores. No fue por repetir frases del “maestro” en abstracto, sino
por comprender en profundidad y saber aplicar el sistema de análisis a la
situación concreta, manteniendo siempre un punto de vista de clase, el de
los intereses del proletariado en su conjunto.
Esa capacidad para emplear el método
dialectico, es el hilo de Ariadna que une la experiencia revolucionaria y la
lucha de Marx, con quienes lo sucedieron en el camino de la emancipación de la
clase obrera, que es, también como lo planteara en sus primeros escritos el
mismo Karl Marx, la emancipación de la humanidad toda, sometida a las
relaciones sociales de producción del capitalismo. Es esa misma característica, la comprensión y aplicación del
método, lo que permitió a Lenin y los bolcheviques vislumbrar las condiciones
que se desarrollaron en la Rusia Zarista, los cambios objetivos, subterráneos,
que permitieron el surgimiento de los soviet, la superación política del Estado
burgués, apenas derribada la monarquía zarista.
Esas mismas condiciones -que
surgieron en el resto de Europa, que requerían la creación de partidos
revolucionarios dispuestos a romper con el oportunismo, con los partidos que en
ese período dirigían a la mayoría del proletariado internacional. La comprensión de las bases materiales, de las premisas que
permiten el desarrollo de determinadas tendencias históricas, es lo que
distingue a los marxistas de quienes pretenden “hacer política” guiados por los
discursos de tal o cual grupo, por propensiones de “moda” o lo que en
determinado momentos es políticamente correcto, lo que constituye la base del
oportunismo. Recuperar hoy aquella
enorme experiencia histórica y el legado científico del marxismo, es crucial
para enfrentar las tareas que requiere la situación actual, signada por una
profunda crisis del capitalismo y la decadencia de sus formas de dominación
política, las instituciones, partidos y las burocracias sindicales.
Por eso las tareas hoy, son desarrollar la auto organización de los trabajadores, en asambleas, como método opuesto en forma y contenido (programa) a las instituciones de la burguesía e impulsar el reagrupamiento de la vanguardia, es decir de la fracción de la clase obrera que lucha por el socialismo. Solo en ese sentido podremos transformar ese fantasma, el de la revolución, en una amenaza actual y concreta para el sistema capitalista. De lo contrario los homenajes y actos recordatorios serán solo eso y los fines últimos que proclamamos, quienes reivindicamos la tradición política del comunismo, quedarán al igual que para la social democracia y el reformismo, en meras declaraciones sin vínculo con la construcción cotidiana.
Por eso las tareas hoy, son desarrollar la auto organización de los trabajadores, en asambleas, como método opuesto en forma y contenido (programa) a las instituciones de la burguesía e impulsar el reagrupamiento de la vanguardia, es decir de la fracción de la clase obrera que lucha por el socialismo. Solo en ese sentido podremos transformar ese fantasma, el de la revolución, en una amenaza actual y concreta para el sistema capitalista. De lo contrario los homenajes y actos recordatorios serán solo eso y los fines últimos que proclamamos, quienes reivindicamos la tradición política del comunismo, quedarán al igual que para la social democracia y el reformismo, en meras declaraciones sin vínculo con la construcción cotidiana.
Comentarios
Publicar un comentario